lunes, 2 de febrero de 2015

LA CATEDRAL SE ABRE POR OBRAS

El trabajo y los estudios me dieron un respiro en navidades para que pudiera viajar de vuelta a casa. Además de ver a la familia y amigos, no dudé en visitar por enésima vez la catedral de Santa María. Y si es verdad que con cada visita ayudamos económicamente a la restauración del edificio, no hay duda que una parcela pequeña ya lleva mi nombre.

En efecto, el día 31 de diciembre, aprovechando que el año se acababa y nunca se sabe cuándo van a terminar las obras de la catedral, hice una reserva para dos, para mi madre y para mi. Soy de esas personas que piensan que el arte se contempla mejor en silencio, pero muchas veces tus ojos no ven cosas que los de otros sí, por eso siempre que alguien se anima no dudo en aceptar su visita y agradecérselo.

La reserva es cómoda de hacer, ya que mediante la web de la Catedral (www.catedralvitoria.es)  se elige el día, idioma y el número de personas. Si tuviera que hacer alguna crítica sería el precio y por lo que siempre nos quejamos los jóvenes, los pocos descuentos, pero “lo que cuesta, vale”.

La visita dura aproximadamente una hora y comienza desde la recepción, que se encuentra en un edificio separado pero justo en frente de la catedral, en la plaza donde se puede ver la tan conocida escultura del escritor Ken Follet.


Del escritor británico y su importancia para nuestro edificio ya hablaremos más adelante, que no tenemos ninguna prisa.
La guía comienza la visita desde el exterior, enseñándonos el desnivel y la fachada de la catedral, eso siempre que los andamios lo permitan. A continuación, pasamos a un edificio que en este caso está anexo al centro religioso. Debía de ser un comercio de lanas que luego pasó a ser pertenencia del cabildo y que lo usaron como almacén. En este espacio es donde se visualiza un video introductorio y se pueden ver las maquetas. Aunque para algunos sea lo más incómodo, desde este punto nos hacen colocarnos el casco de seguridad. Nos adentramos en las obras…


La visita se hace de una manera cronológica y ordenada por el templo, de modo que no perdamos nunca la época en la que nos encontramos en cada momento.
Se entra por uno de los brazos  y adelantamos hasta el crucero, tras ver toda la planta se accede al triforio, que en mi opinión es digno de ver, y los más importante es que nos permite ver la desestabilidad que ha sufrido el edificio a lo largo de los años.



Unas vistas inolvidables por el paseo de ronda, que además de ver Vitoria desde las alturas nos permiten observar de un modo más preciso las vidrieras de la catedral. La visita finaliza en el pórtico de la gloria, una obra maestra gótica donde unas pocas veces al mes se hace una proyección que nos permite ver la policromía original de cada época.



Creo que la Catedral de Santa María, con este Plan Director y su novedosa manera de restauración, nos ha acercado más a los espectadores a la arquitectura. Por eso, os animo a todos los que paséis unos días por Vitoria, que no dudéis en verla, será una experiencia única que espero que nunca olvidéis. 




Fotografías: Amaia Ruiz de Escudero Vea-Murguía

1 comentario:

  1. Sin duda una entrada muy interesante, Como bien señalas, la puesta en valor de la catedral a lo largo de su extenso periodo de restauración es un modelo a seguir.

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